Omar Chirinos
Desde el mes de febrero del año
en curso, Venezuela ha experimentado una serie de eventos de corte social. Un
estallido de protestas se ha desarrollado a lo largo y ancho de todo el país.
Comunidades estudiantiles y sectores populares, han salido a la calle a manifestar
su desconecto contra el gobierno de Nicolás Maduro y todo su sequito militar.
Ante la represión del Estado y la contingencia de las revueltas, los/as
anarquistas nos hemos solidarizados con las víctimas y señalado a los
victimarios. Esto al parecer, ha irritado a cierto grupo de “anarquistas” foráneos.
Los cuales han orquestado una serie de comunicados, llenos de descalificativos e
injurias contra los compas del periódico anarquista El Libertario.
Esta infame campaña no tiene otro
objetivo más que la difamación y la calumnia. En tiempos de tensión, los adláteres
del Estado sacan a relucir su mejor arma; la manipulación. Acciones típicas del
absolutismo elitista.
La denuncia más recurrida de estos pseudo-anarquistas es, la supuesta mala praxis empleada a la hora de defender los derechos humanos. Basados en conceptos requemados del anarquismo, logran focalizar una red de falacias. Una hecatombe de mentiras.
Es bien sabido (y en esto no hay
tutía) que la legalidad es totalmente valida en la lucha anarquista, de lo
contrario; deberíamos condenar a los abogados que litigan a favor de un
compañero detenido o, a las individualidades jurídicas que brindan herramientas
legales para la ocupación de espacios abandonados. Es importante recordar el icónico
suceso ‘Caso Bombas’ (Chile) donde defensores públicos abiertamente anarquistas, se encargaron de desmantelar el teatro
dirigido por el gobierno para embaucar a compañeros/as activistas. Debido a
esto, hay que ser más coherentes a la hora de criticar, sino, todo se convierte
en una pueril palabrería infundada.
La autocrítica es importante,
pero el ataque vehemente hacia colectivos e individualidades solo es una
estrategia de hegemonía ideológica. Cuando una situación es sacada de contexto,
y no se hace una respectiva verificación de la información, el resultado será: Una turbia y lesiva, mistificación de los
hechos.
El Libertario ha sido un pilar
fundamental para el anarquismo Venezolano, articulando en toda su trayectoria,
toda clase de proyectos e iniciativas.
Apoyando publicaciones independientes y propuestas alternativas,
alentando el anti-autoritarismo en todos sus ámbitos, desde lo musical hasta lo
artesanal. Lejos
de ser un ‘brazo para el fascimo’ es un medio de difusión ácrata totalmente convergente
de apoyo mutuo y solidaridad.
Por supuesto, el movimiento
anarquista no es perfecto, tiene sus altibajos, sus idas y venidas; y un enorme
vaivén de dudas. Pero en ese ferviente remolino de aciertos y desaciertos,
vamos fortaleciendo nuestro ideario y a su vez, consolidando lazos de amistad y
rebeldía. Asumiendo nuestro común denominador: la libertad total.
Deja que los perros ladren, es señal de que vamos avanzando.